Aumentan un 40% las denuncias falsas por robos y averías de teléfonos móviles para cobrar el seguro.
La picaresca se extiende también a la telefonía móvil. En los últimos meses, algunas compañías de seguros están detectando un aumento de los fraudes de clientes que denuncian ante la Policía el robo de su terminal, cobran el seguro o reciben un nuevo móvil, e intentan vender el viejo en el mercado negro.
Según ha sabido El Confidencial Digital de fuentes de compañías aseguradoras, en los últimos meses están aumentando de forma significativa los intentos de estafar al seguro con los teléfonos móviles.
En concreto, una de estas aseguradoras cifra entre un 30% y un 40% el crecimiento de los fraudes detectados entre enero y septiembre de este año respecto al mismo período de 2012.
Los clientes intentan engañar a las compañías de seguros para cobrar una indemnización o conseguir otro móvil utilizando falsas denuncias, tanto por robo como por averías.

Los seguros cubren el robo con violencia, no la pérdida.
La mayoría de los seguros cubren el robo del teléfono móvil, es decir, la sustracción con violencia. Sin embargo, las pérdidas y los hurtos (robos sin violencia, al descuido) no están incluidos en los contratos de seguro.
Es por ello que cada vez más clientes llaman a sus seguros para pedir cobrar la indemnización, asegurando que les han quitado el móvil con violencia, cuando en realidad lo han perdido. Para atestiguarlos, tienen que aportar la denuncia presentada en una comisaría; además, aseguradoras como Generali también exigen que se entregue el cargador de ese móvil.
En algunos casos, han sido los propios agentes de policía de la comisaría los que han descubierto el fraude: al probar llamar al número del móvil supuestamente robado, ha sonado en el bolso de la denunciante. Sin embargo, lo más habitual es que sean las aseguradoras quienes detecten este engaño.

Desde la Unidad de Fraude de CPP explican que, cuando un cliente llama para declarar un siniestro por robo de móvil, todo queda registrado y se anota en el cuaderno de alarmas cualquier aspecto sospechoso.
Una semana más tarde, los agentes antifraude se vuelven a poner en contacto con el cliente que denunció ese robo, para detectar posibles contradicciones en su versión, y también investigan en Internet y en las redes sociales alguna actividad que pueda ser indicio de que realmente ese móvil no ha sido robado, sino que su dueño sigue utilizándolo.
En caso de encontrar evidencias suficientes, la aseguradora lo pone en conocimiento de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Desde la Policía Nacional explican que “cuando una persona te cuenta una batalla rara [sobre un robo, en este caso un móvil], se investiga” para ver si puede tratarse de una denuncia falsa y, por lo tanto, un delito de simulación de delitos.
Hay que tener en cuenta que la simulación de delitos creció un 42% en 2012 respecto al año anterior, mientras que el fraude a los seguros se disparó un 91% al detectarse 146.000 engaños a los seguros.

Por su parte, las compañías telefónicas proporcionan información sobre sus clientes sospechosos y bloquean los terminales, incluyendo el número IMEI (que identifica cada aparato) en una base de datos compartida por todas las operadoras.
A pesar de ello, fuentes de CPP afirman que algunos expertos en la manipulación de estos teléfonos (que en realidad no han sido robados) consiguen rehabilitarlos para que funcionen, por lo que pueden venderse en el mercado negro.

“Es un método para coger dinero”, afirman desde las aseguradoras. Ya han detectado varios casos de personas que denuncian dos o tres robos con una compañía y otros tantos con otras.
También explican que si, por ejemplo, una persona recibe un nuevo iPhone o un Samsung Galaxy, que cuestan entre 600 y 700 euros, “es como si consiguieran un sueldo sin hacer nada”.

Confidencial Digital